Las ciudades son canibales de cuadrìcula definida. De organizada y somnìfera anatomìa.
Aquellas deglutoras de la ilusiòn. Las severas matrona que castigaron definitivamente a la inocencia.
A no confundirse, son pretenciosos y exquisitos comensales. Procuran tu corazòn como cereza del postre.
Necesitan del ocre jugo de tus pasiones aplastadas para que sus engranajes funcionen.
Te descarnen por fin.
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