viernes, 25 de diciembre de 2009

Ser a,el peso

Es un tipo robusto, de porte y bien alimentado. Pareciera que pudiese soportar el peso .
Ha decidido abandonar las urbe que lo formó. La Urbe como condiciòn humana. Va a adentrarse en el Bosque para conocer la existencia en su màximo esplendor. No teme, todo va por buen camino y se auguria esclarecedor.
Da unos pasos sobre la hierba y se maravilla. Siente las certezas que se raciocinio nunca logrò alcanzar. Es pasividad pura, todo llega desde un desprendimiento colectivo y desordenado de intuiciones. Una cascada de aguas claras y arrulladoras.
Intenta dar algunos pasos mas que no permitan ya una potencial vuelta a todo lo que dejo atràs, pero cae repentinamente.
Es demasiada presiòn la que se ejerce sobre èl. La atmòsfera se torna inhòspita y agobiante. La completa nociòn de su soledad ante lo inmenso del universo es liberadora pero tambièn sumamente asfixiante.
Todas las instituciones que alguna vez lo contuvieron se han desintegrado. Los paradigmas de los que tanto Margot le hablò cayeron como ese castillo de naipes que ilustrò el poeta rapado.
Todo lo cierto suena a montaje, no hay salvoconducto alguno con quien fue.
Pide que lo salven, que lo saquen , lo diagnostiquen y lo mediquen. Que le reenseñen a fingir que todo està como tiene que estar ,que lo que importa es el hijo , el arbol y el libro. Por lo menos asì ya no va a sentirse solo otra vez. Vuelve al rebaño. Todo està en calma. Sigue preso en su ciudad.

El laberinto sigue ahì, tiene las puertas abiertas.
Pero a la verdad, de a uno por vez.

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